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KFC
El fundador de la conocida franquicia de pollo fue Harland D. Sanders. Su primer restaurante se abrió en el año 1930, en Kentucky y recibió el nombre de Sanderse café. Como cabe pensar, el plato estrella era el pollo frito, cocinado tradicionalmente, siguiendo una antigua receta familiar.
En el año 1952 comenzó su campaña de expansión y abrió su primera franquicia en Utah, a la que llamó Kentucky Fried Chicken (KFC). El éxito rotundo hizo que otros se interesaran por su producto. En el año 1964 vendió su negocio, que contaba con 600 locales y unos beneficios anuales de aproximadamente 300.000 dólares brutos. A partir de ahí fue pasando de mano en mano hasta su último comprador, nada menos que la potente firma PepsiCo, en el año 1986.
Cuando Sanders se presentaba en diferentes ciudades para hacer las presentaciones de su empresa y de su producto principal, iba vestido de blanco y con un arreglo personal igual al que vemos en la imagen de logo de la cadena; pelo, bigote y perilla blanca. Esto sirvió de inspiración para adoptar el dibujo creado a partir de su retrato como marca identificativa del negocio hasta el día de hoy, si bien es cierto que durante unos años algunos de sus restaurantes habían adoptado otra imagen diferente en el pasado.
Conoce la variedad de KFC
Con el tiempo, la receta original se ha mantenido. Pero además han ido surgiendo otras variantes de la misma. Así que cuando vamos a un restaurante tenemos la opción de escoger entre pollo original, crujiente o picante. También lo hay por piezas, en tiras, envuelto en una torta de trigo o en hamburguesa. Podemos ver toda la variedad en su web.
También disponen de complementos con un aire muy americano, como son la salsa barbacoa, la ensalada del Coronel (una ensalada de col del tipo americano) o la mazorca de maíz, por ejemplo. Y para después de comer, podemos pedir uno de los postres a base de helado, bizcocho o gofre.